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Coaching de empresa: formación inteligente para sus empleados

Coaching de empresa: formación inteligente para sus empleados

Por Giorgia Frezza

El 2 de mayo de 2025

Con el paso de los años, el life coaching ha ido ganando popularidad. Su éxito le ha permitido extenderse por todo el mundo y ahora constituye la base de una nueva corriente de psicología laboral basada en el autodesarrollo.

Pero el life coaching no se limita al desarrollo personal. El coaching corporativo se está poniendo de moda y las empresas no dudan en contratar coaches corporativos para motivar, inspirar y mejorar la productividad de sus trabajadores. En efecto, unos empleados altamente motivados y productivos contribuirán a elevar el listón de la productividad empresarial.

Pero, ¿cuál es la tarea del coach empresarial? ¿Cuáles son los procedimientos del coaching empresarial? ¿Cuál es la diferencia con los cursos de formación para empleados?

Descúbralo en nuestro artículo.

Coaching empresarial: definición y función dentro de la empresa

Cuando pensamos en la figura del coach, inmediatamente nos viene a la mente el entrenador de un equipo de fútbol. Su función dentro de un equipo de fútbol es conseguir que su equipo gane partidos y se sitúe a la cabeza de la liga. Pero para lograrlo, cada entrenador emplea una estrategia y un modus operandi a la medida del equipo al que entrena. De hecho, su tarea consiste en conocer la individualidad y el potencial de cada jugador a fin de explotarlos ventajosamente para ganar partidos. Se trata, por tanto, de trabajar las personalidades individuales para lograr un resultado grupal satisfactorio.

El vínculo con la figura del coach empresarial es, por tanto, sencillo

Entonces, ¿cuál es exactamente el significado y el potencial del coaching empresarial?

Un coach de empresa es una figura profesional que es contratada por el departamento de recursos humanos de una empresa para ayudar a quienes desempeñan funciones directivas en la misma y necesitan ser acompañados en el camino de su desarrollo personal y profesional.

El desarrollo profesional no consiste en adquirir nuevas competencias o habilidades blandas útiles para el desempeño del puesto de trabajo, sino que se centra en focalizar y mejorar las competencias ya adquiridas y consolidadas por la persona en cuestión.

¿Se acuerda del entrenador del equipo de fútbol? Pues bien, el objetivo del entrenador empresarial es convertir a un buen delantero en el bombardero de la liga. Su papel no consiste en enseñarle a jugar al fútbol, sino en convertirlo en un jugador eficaz al cien por cien.

En el entorno empresarial, es habitual encontrarse con situaciones en las que los directivos están a la altura de la tarea requerida, pero son incapaces de avanzar debido a problemas con, por ejemplo, la colaboración y la comunicación con colegas, empleados, clientes o proveedores. El coach de empresa adaptará sus métodos de trabajo a la persona en cuestión, que presentará diferentes competencias, objetivos y tareas y, sobre todo, peculiaridades de comportamiento.

El coaching de empresa interviene, por tanto, en la mejora y el desarrollo de las competencias ya existentes. El coaching de empresa no servirá para la transmisión de nuevas competencias.

Por lo tanto, no hay que confundir al coach de empresa con un consultor o formador empresarial.

¿El coaching de empresa está reservado a los directivos?

No necesariamente. En los últimos tiempos se está desarrollando el coaching de equipo, es decir, el coaching de empresa para un equipo de trabajo. En este caso, el trabajo del coach de empresa se dirige a un grupo de empleados con el fin de mejorar su cohesión y su trabajo en equipo para obtener un resultado satisfactorio.

Si el equipo forma parte de la dirección de la empresa, entonces el Coaching de Equipo se convierte en Coaching Corporativo.

Coaching corporativo ≠ formación de empleados

Como hemos visto ampliamente, el objetivo del coaching corporativo es la mejora y el desarrollo profesional de los empleados de una empresa. La formación, por su parte, se centra en el aprendizaje de ciertas competencias que el personal de la empresa aún no posee.

Un curso de formación puede aportar nuevas competencias al puesto de trabajo o desarrollar ciertas habilidades blandas.

Sin embargo, los métodos utilizados durante los cursos de formación pueden coincidir con los métodos típicos del coaching empresarial. Por lo tanto, podemos identificar un punto de encuentro entre la formación y el coaching empresarial.

Requisitos previos para un coaching empresarial eficaz

El cliente debe ser consciente de que el coach no es un consultor y, por tanto, no le corresponde a él transmitir habilidades y conocimientos que el directivo no posea ya . Además, el coach de empresa no es un psicólogo o terapeuta cuya tarea sea resolver problemas patológicos.

Otro elemento del que el cliente debe estar seguro es de las capacidades reales del coachee. El coach de empresa se limita a facilitar el pleno desarrollo de estas capacidades. El coach de empresa no puede remediar situaciones en las que la relación entre empresa y directivo se ha deteriorado definitivamente y la relación de confianza ya no existe.

La relación cliente-coach-coachee

Analicemos las tres figuras que entran a formar parte del proceso de coaching corporativo

El cliente suele ser una persona que forma parte de la función de RRHH o corresponde al directivo.

Corresponde al mandante dar el primer paso, es decir, la reunión con el coach. En esta reunión con el coach, el mandante explica al coach el motivo de su llamada y por qué ha decidido adoptar un proceso de coaching corporativo para una o varias figuras directivas de su empresa. El coach, por su parte, hablará de los procedimientos y estrategias que pretende poner en marcha.

También en esta fase, se elabora una versión inicial del pacto de coaching, que incluye la estrategia organizativa que adoptará el coach y la compensación económica solicitada.

En la segunda fase, entra en juego el coachee, es decir, la persona que recibirá el apoyo del coach de empresa. El cliente deberá informar al coachee de la decisión de solicitar un coach de empresa. Esta fase es crucial para lograr una verdadera coachabilidad. De hecho, rara vez es el coachee quien se da cuenta de la necesidad de un coach. Más bien, son los recursos humanos los que requieren la intervención del coach. Por lo tanto, lo mejor es explicar claramente al directivo las razones para contratar a un coach: la comunicación debe ser fluida y sincera para que el directivo comprenda el camino deseado por la empresa y los resultados que se requieren, recordando al mismo tiempo los temas y valores compartidos por la empresa.

El cliente, es decir, el responsable de recursos humanos, hablará con el coachee, es decir, el directivo, para decidir las áreas de desarrollo y las competencias que deben reforzarse para que la herramienta de coaching corporativo sea realmente eficaz y pueda dar sus frutos. En esta fase se acuerdan las áreas sobre las que el coach de empresa debe actuar en colaboración con el directivo.

En la tercera fase, tiene lugar la reunión entre el cliente, el coach y el coachee. En la primera parte de la reunión, el mandante presenta el coach al coachee y el coach de empresa explica los métodos y el procedimiento para llevar a cabo su trabajo y, sobre todo, verifica que existe un cierto nivel de coachabilidad.

En la segunda fase de la reunión, el director abandona la sala y deja solos al coach y al coachee para que puedan conocerse mejor y empezar a establecer una relación confidencial. Al final de la reunión, el coachee, si está de acuerdo con los objetivos decididos por el coach y el cliente, estampa su firma en el pacto de coaching que previamente han firmado el cliente y el coach.

El punto más importante para el éxito del coaching empresarial es la definición de un itinerario preciso en el que la actividad laboral se alterne con las sesiones de coaching.

De acuerdo con el principio de autodeterminación, el objetivo a alcanzar debe ser acordado no sólo por el cliente y el coach, sino también por el coachee. El objetivo no puede ser impuesto por la empresa o el coach al coachee, porque de lo contrario el directivo sólo sentirá una desagradable sensación de estrés innecesario que no le motivará para seguir adelante hacia el desarrollo profesional. El coach no debe ser percibido como un agente enviado en misión en nombre de la empresa, sino como un aliado y confidente en el que se puede confiar.

La comunicación entre el coachee y la empresa es una pieza fundamental del coaching empresarial. De hecho, el objetivo es crear una relación en la que el coachee se comprometa a mejorar sus habilidades en las áreas indicadas por la empresa.

En algunos casos, la empresa requiere una definición específica de objetivos e indicadores para medir el progreso del directivo objeto de coaching. Dado que el coaching corporativo es una práctica que se desarrolla en el entorno laboral y conlleva costes para la empresa, puede tratarse de una petición legítima, pero siempre debe recabarse el libre consentimiento del coachee.

Artículo traducido del italiano